El Gabo en mi Escuela, su casa.
Por Diego Mondaca
Nunca olvidaré el día que encontré a Gabriel García Márquez en los corredores de mi escuela.
Cuando me fui a estudiar cine a Cuba tenia pocas certezas, pero una de ellas, la más clara y al mismo tiempo curiosa, era que iba a la escuela del Gabo. Mucha gente la conocía mucho mas como la “escuela de cine del Gabo” antes que su verdadero nombre: Escuela Internacional de Cine y TV San Antonio de los Baños. Tal vez, no solo se debía a la fama del escritor colombiano, sino más bien a un tema de abreviación.
Una de mis ilusiones al llegar a mi nueva escuela en Cuba, la isla dentro de la isla, era encontrar precisamente a Gabo en los pasillos, en las aulas y comedores, como mandaba el mito. Pero ese encuentro tuvo que esperar muchos meses.
En Diciembre del 2005 sucedió finalmente. Ese mes y en esos días, los escasos bolivianos que habitábamos la EICTV estábamos atentos a lo que sucedía a miles de kilómetros: las elecciones presidenciales en Bolivia, donde ganaría Evo Morales su primera presidencia. En ese fin de año también era sabido que el Gabo llegaría la escuela a dar su famosa cátedra de guión.
Yo me encontraba en el pasillo principal, salía de la `sala de internet´ de la escuela, donde me acababa de informar de los resultados parciales de la votación en Bolivia. Tenia los datos frescos y actualizados. En ese momento surgió el encuentro. Estaban juntos, viniendo desde el extremo opuesto: Julio García Espinoza, Fernando Birri y Gabriel García Márquez. Tres de los fundadores y, de alguna manera, gurús de la Escuela de los Tres Mundos. Don Julio García – Director de la Escuela en ese tiempo–, me reconoció y me llamo a acercarme. Seguramente él noto mis nervios y sorpresa por ver ‘al Gabo’. Cuando llegué frente a ellos no sabia que decir. Don Julio me presento como ‘el estudiante boliviano’. Yo no sabia que hacer, o que decir. Me sentía en un abismo, yo solo frente a esos mayores. Ahí, El Gabo irrumpió:
- Felicidades dice que van ganando ya con 40%, no?
- (Yo, seguro de mi mismo) No, ya vamos 47%
- … pero acabo de leer que están aun en 40%!
- Yo acabo de ver que vamos 47, en serio!.
(Risas)
Ese es el diálogo que recuerdo, después creo que le conté algo más de Bolivia y que yo estaba en mi 1er año de estudios. Pero lo que más recuerdo de él es la suavidad de sus manos, parecían de seda, y sus pies, enfundados en unas extrañas botitas negras muy pequeñas.
No me saque ninguna foto ni me firmó nada, pero yo dialogué con el Gabo.
Ese hombre de pequeña estatura y manos muy suaves, tuvo el coraje de idear y fundar una de las escuelas más importantes del mundo, un proyecto latinoamericano gigante que busca sobre todo establecer mecanismos y modelos de aprendizaje propios, adecuados a nuestro ‘latinoamericanismo’ y distanciados de esa hegemonía occidental castradora de imaginarios, estableciendo un programa lleno de amor y de coraje en el que nosotros, las generaciones nuevas, nos sintamos identificados y valorados mutuamente. Así de simple, y así de desmesurado.
A García Márquez le abrieron las puertas de Cuba para un sueño, que luego tuve yo la fortuna de vivirlo, en la ‘isla dentro de la isla’, nuestra querida Escuela Internacional de Cine y Tv de San Antonio de los Baños, Cuba. La escuela de los Tres Mundos, donde cae ahora una llovizna imaginaria de minúsculas flores amarillas, las mismas que cayeron cuando murió José Arcadio Buendía.
© Diego Mondaca / Publicado en RAMONA (Bol), El Desacuerdo (Bol) y en La Visible (Valencia)