Diego Mondaca: la cárcel como espacio de lo cotidiano, lo cotidiano como espacio carcelario (Una est
¿Puedes describirme la cárcel de San Pedro? ¿Cuál es la necesidad de filmar este espacio? No creo que ahora mismo sea capaz de describir ese espacio. La cárcel. Es una población muy dinámica y por tanto un espacio que se ve forzado a mudar. A cambiar constantemente para ajustarse a sus exigencias nuevas o a anular sus condiciones anteriores. Esto es porque, básicamente, ahí dentro se desarrolla vida, comunidad. ¿Porque te has interesado en este espacio? ¿Porque hacer una película sobre la cárcel? Todo comenzó con La Chirola. Pedro nos despertó mucha curiosidad hacia las posibilidades de ese espacio, de la cárcel. La "descripción" de los espacios, de la gente y de las nuevas posibilidades que Pedro encontró ahí dentro nos intrigaban mucho. Una vez dentro todo era una sorpresa. Pero una sorpresa rara, porque básicamente todo lo que veíamos ahí dentro era completamente reconocible en nuestro imaginario, ya que era muy similar a lo que uno puede ver "fuera" de la cárcel. Colores, formas, dinámicas, costumbres. Entonces la sorpresa se convierte aun con más intensidad en un cuestionamiento: ¿Cómo vive esa gente ahí dentro? ¿Cómo es que desarrolla ese "estilo" de vida ahí dentro? ¿Dónde está "la cárcel" realmente? ¿Es por eso que decides concéntrate en las escenas "cotidianas" de la cárcel? Exacto. Lo cotidiano es donde se puede encontrar las fisuras o las verdades. Teníamos que observar mucho y con mucho cuidado para no caer en anécdotas, prejuicios e imágenes fáciles dentro de un espacio carcelario. No con el estricto afán de "hacer algo distinto" sino más bien con la firme intención de tratar de entender San Pedro y sus particularidades. En el documental sigues a una familia que vive en la prisión. ¿Cómo es el encuentro con ellos? ¿Los buscaste para describir el aspecto cotidiano de la cárcel? ¿O el contacto fue por otro motivo o circunstancia? La familia es, digamos, el átomo, de una sociedad. Entendimos a San Pedro como una comunidad, entonces buscamos una familia desde donde podamos partir y a la que podamos regresar. Que sus propios miembros nos puedan dirigir a distintos espacios y situaciones. La familia además nos ayuda mucho a "identificarnos" como público. A poder nosotros, como espectadores, ubicarnos dentro de ese espacio. Situarnos en un lugar común, seguro, y desde ahí explorar. Creo que la gran mayoría tuvo esa experiencia al ver Ciudadela. El volver a la familia, a la "celda" familiar se convertía en una especie de alivio. Dices que necesitabas a la familia para ubicarte en el espacio filmado. Pero lo que filmas es una cárcel, lo último que esperas ver ahí es una familia.... Sí, es lo último que esperas, pero es lo primero que ves al ingresar. Lo primero que te disloca en el espacio son los niños, las mujeres dentro de una cárcel pensada para varones. Filmar una familia o un ambiente "familiar" es inevitable. Entonces nuestro trabajo era darle un lugar correcto. Sin estigmatizar a la familia, sin glorificarla ni tampoco señalarlos. Creo que la película lidia con una paradoja, que es propia del espacio tal como lo describes: por un lado hay una vida de comunidad, pero al mismo tiempo hay una tensión en el ambiente ¿Cómo solucionar formalmente esta paradoja? ¿Cómo mostrar todos los aspectos contradictorios del espacio filmado? Nuestra solución en buena parte era no mostrar. Es decir que muchas de las "tensiones" estén fuera de cuadro y que sean parte también de la emoción e imaginación que despierten las imágenes que si mostramos. Así el espacio crece, la imagen crece y puedes abarcar más, hacer participar más al espacio y al espectador. El fuera de campo dice mucho en Ciudadela y es la que verdaderamente crea esas tensiones, porque uno se "imagina" la violencia. Las imágenes de la "violencia", para nosotros, se generan fuera de la cárcel, las consumimos de muchas maneras y por distintos medios. Entonces, darle la chance al público que imagine la violencia en la cárcel es básicamente que ellos revisen la violencia que ellos viven o han vivido. Ahí entran también los miedos, y los pre conceptos. Pero también mostrar la violencia que se vive fuera de la cárcel, en un espacio de "libertad" supuesta. En espacios "seguros” en el cotidiano. Así pues, mostrar el cotidiano dentro de la cárcel cuestiona el cotidiano fuera. Hay entonces un espacio no filmado, que coincide entre los dos espacios, entre las dos imágenes de la violencia. ¿Cuáles son estas dos imágenes de la violencia de las que hablas? Es un tercer espacio que se genera entre lo que miras en la pantalla y lo que realmente vives y conoces. Entre lo que ves y la memoria de la violencia que has construido hasta ahora. ¿Crees que el fuera de campo liga La chirola y Ciudadela? Si. Ahí me parece que esta la verdadera conexión con La Chirola. En La Chirola Pedro (personaje principal de La chirola, ndlr) nos posibilita "imaginar" un espacio, una experiencia. Lo mágico esta ahí, que nos dibuja un horror posible, como también un espacio generoso y fértil para re inventarse como ser humano. Contradictorio, lleno de sombras y luces. Nos dibuja el horror de la espera, lo estresante del día a día. Todo eso lo imaginamos, en La Chirola nunca se muestra eso directamente. ¿Cuándo fuiste a la cárcel viste todo lo que Pedro te contaba? ¿Es decir, decidiste dejarlo a propósito fuera de campo, para trabajar con lo cotidiano de la cárcel? Cuando encontré a Pedro y platicamos la primera vez yo ya había entrado varias veces a la cárcel y había revisado mucha bibliografía, entre literatura y algunos libros más especializados en temas carcelario. Al momento de platicar con Pedro, recién comencé a entender ese espacio, sus posibilidades emocionales y contradicciones. ¿Lo que te contó Pedro de la cárcel, la violencia, la desesperación. ¿Lo sentiste? ¿Lo viste cuando fuiste a la cárcel? Si, claro. Lo vimos. Pero aun nos superaba. Y por eso había que ser muy cuidadoso al observar y al elegir qué mostrar y que no mostrar. ¿En la entrevista que te hizo Santiago Espinoza, decías que habías trabajado con tus personajes el tema del fuera de campo. ¿Como lo hacías? ¿Qué les proponías? No creo que hayamos tenido "definido" el trabajo fuera de campo. Es decir que no les dijimos: “ahora, trabajemos el fuera de campo”. En todo caso fue más intuitivo, tanto de parte de ellos como nuestra. No sentimos la necesidad de "mostrar" todo lo que les ocurrió o "todo lo que viven" o "todo el espacio donde viven". Entendimos que era imposible hacerlo por lo vertiginoso de Pedro y lo laberíntico de la cárcel. Entonces había que ser más creativos y respetar el espacio y los personajes. Les proponíamos "recordar" y ahí se generaban imágenes. Les proponíamos que nos "expliquen" como vivían, y ahí salían las imágenes. En sus palabras. En general, las vivencias de los personajes evocan un otro espacio, en La Chirola, la cárcel, en Ciudadela la ciudad... Si. Pedro evoca su vida en la cárcel y la familia en Ciudadela evoca su pasado en la ciudad o su sueño de libertad, a donde volverían. Ahí los techos sirven para esto. Cuando Ángel comienza a hablar de la ciudad. ¿Las visitas al techo las proponías tú? ¿Aprovechabas este espacio para hablar de temas en particular? Si, nosotros los llevábamos ahí. Pero también porque observamos que muchos pasaban buenas horas ahí sentados en los techos. Lo entendimos como un espacio de privacidad, de nostalgia. Un lugar para mirar el afuera, la ciudad… Claro, la ciudad para ellos, el afuera, es una nostalgia. Algo que les resulta lejos, les resulta ya poco probable o angustiosamente cerca. ¿Puedes hablarnos sobre las secuencias de la procesión de la virgen? ¿Que aspecto de la cárcel muestran? De la cárcel ninguno. Muestran el impulso más puro de un ser humano: la fe, la esperanza, creer en una posibilidad mejor. Mientras esa gente no pierda la fe puede seguir viva. Pero esto no está condicionado por el espacio o su situación en la cárcel, sino más bien es una condición que es humana, que es de todos. Ahí, en ese sentimiento, nos reconocemos todos. La virgen es un instrumento para manifestar la fe, como en toda religión existen "instrumentos" para manifestar la fe. Es una secuencia delicada y demoramos mucho en hacerla, en comprender que lo que verdaderamente debíamos mostrar era la fuerza de la Fe. No una procesión católica con una virgen. Entonces, de alguna manera estas secuencias se relacionan con las del techo, se trata de evocar un espacio de libertad, una salida… Si, se podría decir que si. ¿La fiesta, la entrada folclórica de la cárcel tiene este mismo carácter? La fiesta cumple ese rol catártico. Pero también es doloroso. Si ves bien los rostros no son felices, no es gente contenta bailando. Sino más bien es gente desfogándose. Sus rostros tienen cierto dolor, una contención de dolor que trata de salir. No cobran el mismo sentido o fuerza que cobraría una fiesta fuera o una procesión religiosa fuera. Ese primer plano del bailador de tinku expresa lo que dices. Esas ganas de desfogarse, de olvidarse de sí mismo, de su situación, de escapar. Si, son imágenes que se quedan en la retina del público. No creo que por los colores o el movimiento, sino por ese dolor que evocan, ese sentimiento mordido. ¿Tú crees que tus pelis dialogan con el cine boliviano en general? Más bien creo, si me atrevo a decir algo, es que plantearon una manera distinta de enfrentar al "documental", enfrentarlo desde donde debería ser, desde el lenguaje cinematográfico. Nosotros nos valimos del lenguaje, no del "genero" documental enlatado o pre establecido por algunos cuantos. Pero creo que el tiempo le dará su lugar y son ustedes, los críticos y el público lo que establecerán con mejor tino esa relación de nuestro trabajo con el cine boliviano.
* en el libro: UNA ESTETICA DEL ENCIERRO: ACERCA DE LA UNA PERSPECTIVA DEL CINE BOLIVIANO, 2016, Sebastián Morales Escoffier.