No se puede pensar el cine boliviano sin LUIS ESPINAL
Tener a Luis Espinal entre nosotros, en el mundo del cine, es un privilegio. Son pocas las personas que como él se entregaron de forma tan pasional y generosa a las labores del cine y la formación. Un activista y revolucionario del cine.
Espinal fue y es, para nosotros, un doble representante, tanto del cine boliviano como del cine mundial en Bolivia. Gracias a sus constantes (diarias) críticas y reseñas cinematográficas que de forma consecuente ofrecía y difundía en las aulas de la UMSA como por medios radiales y escritos de la época. Muchos dicen que bastaba con asomarse a sus conversaciones o atender al radio para que "Lucho" te cautivara y convenciera, pero sobre todo motivara a participar y ser parte de un oficio hermoso: el cine.
Le toco una época difícil, sin duda. Un periodo nublado por la soberbia y la ignorancia que nos arrastro a intolerancias y penosas perdidas, entre ellas la suya.
Son ya 35 años de su asesinato, del que se esclareció poco y se ventilo mucho.
Espinal escribo hasta el ultimo día de su vida, hasta el último minuto, claramente nunca espero morir. Nos dejo incontables folios llenos de su metralla, disparos de esa su maquina de escribir que cada noche le ayudaba a destilar crítica, política y activismo.
No hay duda que la cultura en general y el cine en particular deben mucho a Luis Espinal.
Recordarlo es un acto noble y justo. Tomar su ejemplo es un acto de responsabilidad y consecuencia.
Gracias ESPINAL.