Desde París, impresiones de una guerra
Las semanas pasadas fueron complicadas. Fue un shock el sentirnos tan cerca de los ataques del 13.11 en París, de las bombas y esas metralletas de balas descontroladas. Estamos con miedo, estamos nerviosos, eso es inevitable. Pero éste miedo y éstos nervios no deben durar más de lo que François Hollande y los "supuestos” enemigos de la paz mundial quieren que dure la guerra. Hollande, que se presentaba como un candidato normal, ahora se convirtió en un Jefe de Guerra.
Tenemos que tener algo muy claro, y es que lo que vivió Paris no es un ataque, sino más bien un contra-ataque. Ahora es Francia y sus aliados, antes eran Estados Unidos y sus aliados. Fueron ellos quienes fabricaron al supuesto "enemigo de la paz mundial" y al que le pusieron distintos nombres, ahora ISIS, y además, nos reclutaron en su ejército -en un ejército del que no queremos ser parte-, induciéndonos a odiar y temer en medio de la desinformación; hace rato pues que el miedo se convirtió en un buen negocio.
Tengamos claro que el que aprieta el gatillo no está solo. Está también el que le fabrica el arma, el que la comercia, el que señala el blanco...el que guarda silencio. El negocio de las armas es rentable, sí que lo es, por eso su fabricación y su distribución no están controlados para el "supuesto enemigo de la paz mundial"; son los Señores de la Guerra quienes desde hace décadas se vienen alternando el escenario y las ganancias del negocio armamentista.
Lo sucedido en Paris es un nuevo llamado para estar atentos, para despertar. No basta con volver a las "terracitas parisinas" a tomar la cerveza o el café. NO. Esa no es una respuesta. Hay que informarse y actuar como generación y en colectividad, conscientes e informados de la realidad en la que nos metieron y de la que nuestro silencio e inacción es cómplice. Lo sucedido en Paris no es ni el primer ni será el último contra ataque. El prepararnos no pasa por empuñar un arma o atrincherarnos, sino por exigir y exigirnos ser conscientes e inclusivos: sentir, pensar y obrar con conocimiento de nuestros actos y sus repercusiones.
Esto me escribía mi hermano el pasado viernes 13 Nov: "La muerte, cualquier muerte, nos invita a vivir aquí y ahora, a no perder un solo instante de conciencia. A veces, la muerte se acerca mucho, es una oportunidad para quitarle sus máscaras y ser más humanos. De todas formas, un día estará junto a nosotros y no podrá sorprendernos." Lo cito porque nos ayudó a buscar posibles caminos para salir del shock y comenzar a actuar. Yo no soy ni francés ni parisino, pero estoy acá al lado de mi compañera y me tocó vivir esta experiencia. Lo haré. "Con toda la atención posible, que es el reto de la vida y tal vez la clave de una felicidad que no se pinta únicamente de sonrisas sino de la capacidad de percibir y, por lo tanto, actuar con todos los sentidos, más allá de la pura racionalidad".
